Llamaron a la puerta, a las doce menos veinte
Y ella abrió en pijama. Tenía los ojos lluviosos y el borde de la nariz rojo. Su expresión varió unos segundos y despues como siempre.
Se abrazó a él, rogandole otra noche como la de hacía tiempo, se acurrucó en sus mejillas, desnudandole sus rarezas mientras él la deshacia de sus olvidos. Se acercó hasta algún lugar inexplorado de su boca, y le dio vida, color y ritmo. Hasta que crearon una melodia de lenguas, saliva y ganas, parecida a una opera de viento-madera, sin perder el tono, ni las miradas, se fueron devorando el uno al otro, y hasta cuando se mordian el sabor era dulce.
domingo, 14 de junio de 2009
sábado, 13 de junio de 2009
abre los ojos a las 21.59 de un Sábado, 13 de Junio.
La temperatura es la típica de una noche de verano, no hay estrellas en el cielo, pero las farolas cumplen su función, ella escucha acordes y no deja de beber agua fría.
Cierra los ojos cada cinco segundos y medio, y ejerce unos mil parpadeos por minutos.
Tropiezan sus dedos con los lunares de su cuello, hasta llegar a recogerse el pelo.
Y se muerde los labios.
Hasta que vuelve a tener sed.
La temperatura es la típica de una noche de verano, no hay estrellas en el cielo, pero las farolas cumplen su función, ella escucha acordes y no deja de beber agua fría.
Cierra los ojos cada cinco segundos y medio, y ejerce unos mil parpadeos por minutos.
Tropiezan sus dedos con los lunares de su cuello, hasta llegar a recogerse el pelo.
Y se muerde los labios.
Hasta que vuelve a tener sed.
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